Ada Lovelace, la primera humanista digital
“No carece de imaginación, pero se ejercita principalmente en relación con su ingenio mecánico” — Annabella Byron
Los segundo martes de octubre desde 2009 se celebra el Día Internacional de Ada Lovelace. Leía un trabajo cortito de una universidad norteamericana sobre “La idolatría de Ada Lovelace y su necesidad” y es cierto que su figura pionera ha sido reivindicada y muy inspiradora por sus contribuciones a la programación informática y su posición como icono para las mujeres en las ciencias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Como destaca Stephen Wolfram, “parece haber entendido con cierta claridad la visión tradicional de la programación: diseñamos programas para hacer cosas que sabemos hacer”. También el libro Ada’s Legacy de Robin Hammerman y Andrew L. Russell recoge todos los logros de Lovelace, desde la colaboración de Ada con Babbage, a la contribución para el desarrollo del lenguaje de programación a su posición en la literatura victoriana y considera la “steampunk Princess”, pasando por su presencia en el arte contemporáneo y el cómic o su relevancia en temas de género y tecnología en la era digital.
Ada Lovelace me interesa porque siempre será la primera humanista digital (Del Río, 2015), cultura antes que estructura. La creadora del primer software de la historia mantenía una visión creativa y multidisciplinar para comprender que las máquinas podían ayudar a procesar cualquier tipo de información como textos, música o arte es la base de la informática moderna; organizar a un grupo de personas de cierta manera en torno a un objetivo o incentivo compartido, algo que se emplea ahora para herramientas DAO; la capacidad de ver la poesía en la tecnología, precedente de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático; su empeño por la educación de las mujeres; la documentación y la criptografía; y ser un ejemplo de determinación y perseverancia.
“Se desarrolla un lenguaje nuevo, vasto y poderoso para el uso futuro del análisis, en el que manejar sus verdades para que estas puedan llegar a ser de una aplicación práctica más rápida y precisa para los propósitos de la humanidad de lo que los medios que hasta ahora hemos hecho posibles en nuestra posesión. Por lo tanto, no solo lo mental y lo material, sino lo teórico y lo práctico en el mundo matemático, se tienen una conexión más íntima y efectiva entre sí” — Ada Lovelace
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