Juegos Olímpicos, del curadurismo humano a la viralidad en los eventos globales
En su libro “Mundofiltro”, Kyle Chayka reflexiona (en pasado) que “Hubo un tiempo en que todas esas pequeñas decisiones las tomaba un ser humano: el editor de un periódico decidía qué artículos irían en portada y el director de arte de una revista seleccionaba las fotos que esta iba a publicar; un programador de cine elegía las películas que se proyectarían en la sala esa temporada; el DJ de una emisora radiofónica independiente recopilaba listas de canciones que reflejaban su propio estado de ánimo y la atmósfera de un día o un lugar concretos. Aunque por supuesto estas decisiones se hallaban sujetas a diversas fuerzas económicas y sociales, la persona encargada de ellas garantizaba que hubiese un nivel básico de calidad, o incluso de seguridad, del que es posible que carezcan los flujos acelerados”. En esta era de entretenimiento global, y de tecnofeudalismo cultural (en presente), lo que prevalece suele ser aquello que es accesible, reproducible, participativo y ambiental para que se preste a que el gran público lo comparta.
Este verano, los Juegos Olímpicos nos ofrecieron una perspectiva fascinante sobre cómo se ha adaptado el entretenimiento global. Los Juegos Olímpicos siguen siendo uno de los eventos más emblemáticos por su tradición y simbolismo, representando la diversidad en su máxima expresión. En París, hemos visto una evolución en la transmisión de estos juegos, adaptándose a “en la era de la fragmentación” como ha definido Jérôme Parmentier del COI, porque se revalorizan los eventos en directo, con una experiencia única a través de múltiples plataformas y formatos para captar la atención de los jóvenes.
Warner Bros Discovery, que sublicenció los derechos europeos para emitir en Discovery+, Eurosport y Max, ha publicado datos de audiencias en los que destacan más de 7.000 millones de minutos en streaming (6x versus JJOO Tokio) con cifra récord de 600 millones de minutos durante las competiciones de natación y ciclismo y la final de tenis de Novak Djokovic y Carlos Alcaraz. En los primeros 13 días de los juegos, hubo más de 1,2 millones de publicaciones en TikTok usando #Olympics en comparación con las 71.700 publicaciones que usaron ese hashtag durante los primeros 12 días de Tokio, un +15 %. Y la cuenta oficial de TikTok de los Juegos Olímpicos ha visto un aumento del 71 % en seguidores durante el evento de este año, saltando de 8,5 millones de seguidores al comienzo de los juegos a 14,5 millones. Aunque no todos los contenidos de las redes sociales están relacionados con la competición, como los vídeos de la atleta Molly Carlson comiendo una magdalena de chocolate que se hizo viral con 1,5 millones de visualizaciones y otro TikTok llorando mientras veía a Céline Dion actuar en la ceremonia de apertura obtuvo 2,7 millones de visitas.
Henry Jenkins nos recuerda que “la viralidad puede ser dirigida, pero no decidida. Lo que importan no son los medios, sino la capacidad para crear comunidades y estrategias para trascenderlas” (en “Lo viral”, de Jorge Carrión). De las más de 10.000 horas de contenido que suponen unos JJOO, entre las más comentadas e icónicas están las ceremonias de apertura y clausura, donde la música juega un papel fundamental, siendo un escaparate global.
Jaime Marconette de Luminate ha analizado algunos de los artistas y la repercusión parece bastante discreta. De hecho se centra en la estrella mundial Céline Dion, quien ha registrado un +35,3% en sus reproducciones, aunque no solo a su actuación ya que coincide con el estreno del documental “I Am: Céline Dion” en Amazon Prime Video.
Parece más interesante revisar la proyección de los artistas locales en un evento de estas características. Así se observan cifras similares de reproducciones a nivel mundial de una semana a otra de artistas como Cerrone con un clásico de 1977 (+215%), Juliette Armanet interpretando “Imagine” (+39%) y el rapero Rim’K (+10%).
La excepción está protagonizada por la banda de metal Gojira, que interpretó el clásico de la Revolución Francesa “Ah! Ça Ira!” mientras estaba en los balcones del palacio de la Conciergerie con la cantante de ópera Marina Viotti, quienes aumentaron un 278% sus streamings a nivel mundial, pasando de 3,9 millones la semana que finalizó el 25 de julio de 2024 a 14,8 millones la semana que finalizó el 1 de agosto de 2024. Al tener en cuenta tanto el audio como el vídeo totales, Estados Unidos fue el que más creció en volumen, seguido por el país de origen de Gojira, Francia. No obstante, el crecimiento más espectacular lo registra Gojira en TikTok con un aumento del +607,2%. El impacto de lo visual tiene una traducción directa en lo viral en las redes y su efecto descubrimiento en las escuchas.
Revisando a través de Chartmetric el perfil en Spotify de la cantante y compositora Aya Nakamura, que interpretó un mashup de sus canciones Pookie y Djadja en el Pont des Arts también obtuvo un incremento considerable del +231,6% de reproducciones. La tasa de conversión Fan para Aya Nakamura fue del 48,42%, y para Gojira, del 53,92%, mucho más alto que el promedio del 15%. Cinco semanas después, la tasa de conversión Fan de Aya Nakamura es de 48.42% y de Gojira, 53.92%, muy superior al promedio del 15% en Spotify.
En lo que se refiere a repercusiones en medios tradiciones, tan solo Céline Dion muestra un impacto post JJOO, aunque más allá de Francia y centro Europa no se registra un aumento en las reproducciones en la radio a nivel mundial.
Y la canción oficial, a la sombra del algoritmo
No todas, pero muchas canciones oficiales de los JJOO han sido icónicas tras los eventos como “Barcelona” de Freddie Mercury y Montserrat Caballé, “Return to Innocence” de Enigma en Atlanta 1996 o “Move on Up” de Mark Ronson and Bruno Mars en Rio de Janeiro. “Hello World”, la canción oficial de Coca Cola y el COI, escrita y producida por el compositor, productor y líder de OneRepublic, Ryan Tedder e interpretada por la cantante y compositora Gwen Stefani y Anderson, ha pasado bastante desapercibida con 3,8M reproducciones en YouTube, 1,3M en Spotify o 4,8M en TikTok. Esto pone de relieve un hecho crucial: en la era digital, si el algoritmo no te potencia, es fácil pasar desapercibido, incluso con una canción oficial.
La música en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de París 2024 permite estudiar cómo la combinación visual redefine la forma en que experimentamos los eventos globales y cómo la viralidad y el streaming pueden transformar el impacto cultural de cualquier fenómeno.